Poné play - Discurso de Perón 17 de octubre de 1945

jueves, 19 de junio de 2008

CUANDO EL HUMOR HACE HISTORIA

Humor como resistencia

“Pero en ese espacio terrible, hubo espacio para la risa, para la broma, que no es otra cosa que la búsqueda inconsciente del hombre por recuperar la humanidad destrozada por la tortura. Ocurría durante momentos muy breves donde la vida se metía en La Perla para lograr un combate desigual con la muerte. Cuando la vida se metía por alguna rendija descuidada y transformaba el campo de concentración en una fiesta efímera, puntual, instantánea”
(Testimonio de un ex detenido desaparecido de La Perla)


REXONA
(Gustavo Piérola – Paraná – Entre Ríos)
El que cuenta y vivió esta historia, es uno de esos personajes de la política chaqueña de toda la vida. Juan Carlos Goya “Goyita”, peronista hasta las uñas, actualmente vive con su familia en Las Palmas, un pueblo al norte de Resistencia desviándose unos kilómetros de la ruta hacia Formosa, pegado al río Paraguay. Su hogar, está exactamente dentro de lo que fue Las Palmas del Chaco Austral S.A. un ingenio inglés de los hermanos Hardy que funcionaba en tierras regaladas por los “patriotas” de la época allá por 1.880 explotando como esclavos a los originarios de la zona.
Historia aparte, Goyita, Montonerazo, menos mal, enfiló para el lado bueno del peronismo, como muchos, cayó preso de la dictadura más sanguinaria de la historia argentina.
Corría el año 1.979, en la Unidad Penitenciaria Nº 7 (UP7), que funcionaba en la ciudad de Resistencia. Goyita estaba alojado en el Pabellón Nº 1, en la Planta Alta compartiendo penurias con un centenar de compañeros.
Estaban por salir al recreo, algunos de los presos recibirían visitas. Recién bañados, estaban esperando la orden para salir. El compañero de la celda de al lado Antonio, estaba por recibir la visita de su familia.
- Goyita, chamigo, viene la vieja, guarda esto hasta la vuelta.
- Qué es.?
- Que va a ser, los documentos.!!
Le entrega una toalla doblada y adentro unos “canutos”. Canutos, embutes, caramelos, palomas, eran pequeños compartimientos, donde se guardaban documentos políticos, material de estudios, cartas que salían al exterior de la cárcel, información, etc. La mayoría se escribían en los papeles de aluminio de cigarrillos. La creatividad carcelaria hacía maravillas y genialidades literarias a espaldas de los genocidas. Estos canutos, dependiendo del tamaño, podían quedar guardados en la nariz, en la boca, en el recto, si, en el ano, en el culo para los que no entiendan.
- Antonio, hoy no hay requisa no.?
- Pues claro que no hermanito, hoy no es lunes.!!
La preocupación de Goyita, no era la requisa en sí, sino uno de los canutos dejados en la toalla. Era un tubo de plástico, de los de desodorantes, de esos de antes, sellados en las puntas, y en su interior, lleno de material político de suma importancia para el crecimiento político y la resistencia dentro de la cárcel.
No es que tenga importancia la marca del desodorante pero como hoy estamos tan alienados y enfermos por el consumismo, el marketing y todas esas bostas, paso el chivo, era un Rexona.
Goyita lo miraba con los ojos, como con asombro y pensaba muy interiormente.
- Esto no es para la nariz, ni para la boca….
Claro, semejante canuto, tenía como único destino si se presentaba algún peligro, el orto, sí señores, el orto. Esto no es novedad, Papillón lo inauguró por allá por el Caribe y se metía hasta dos o tres, no era material político, era guita.
Que capacidad de ahorro!!!!
Hoy por ejemplo, Florencia de la V. sería un preso político muy buscado por los compañeros, para los canutos por supuesto.
- Hoy no es lunes, así que lo guardo bien y en todo caso no voy al recreo….
Pensaba tranquilo y satisfecho Goyita.
En esa meditación estaba cuando se escucha el ruido característico de las llaves en las rejas de las puertas grandes.
- Requisa, requisa, requisa….
Fue urgente la voz de alerta general.
- Pero hoy no es lunes y la recontra puta que lo parió….
Requisa, o la isa como la llamaban cariñosamente los muchachos, era cuando ingresaba la guardia en patota y te revisaban todo, celda por celda, rompiendo y verdugueando hasta en los más íntimos detalles y lugares. Y que no te encuentren nada, porque lo más suave que te puede pasar es que te lleven a los “Chanchos” o calabozos de castigo donde te pasas varios días más solo que San Martín en la Plaza.
Automáticamente, cuando se escuchan las voces de alerta, todas las miradas apuntan a Goyita. Parece que aquel desodorante contenía información y documentación muy importantes y valiosa para la organización y de ninguna manera podía caer en manos del enemigo.
En esos momentos, cuando la comunicación no puede ser verbal, ni escrita, se inicia otra increíblemente genial, utilizada en todas las cárceles argentinas, el lenguaje por señas, que es el lenguaje con las manos. Y con las manos se armó un diálogo urgente y acalorado entre Goyita y los responsables Montoneros del pabellón.
Las caras y las manos asomaban por las ventanas de las celdas, mientras la patota iniciaba los controles en las primeras celdas.
- Yo – a – es – te- ca – nu – to – ni – en – pe – do – me – lo – me – to - en – el – or – to….
- Com – pa – ñe – ro – es – u – na – or – den – e – sos – do – cu – men – tos – no – pue – den – ca – er.…
- Pe – ro – es – to – no – me – en – tra – en – el – cu- lo….
- Re – pe – ti – mos – es – u – na – or – den –de - má – xi – ma – se - gu – ri – dad….
- Pe – ro – es – muy - gran – de. Me – jor – me - co – mo – los – chan – chos….
- Com – pa – ñe – ro – no – se – ha – bla – más….
- Pe – ro….
- Bas – ta….
- Pe…..
Cuenta la historia, que el último pe… con la mano de Goyita fue acompañado con un sollozo, como un grito hacia adentro, como quien sufre anticipadamente.
Goyita y todos, sabían que si el canuto caía, podían caer varios compañeros dentro y fuera de la cárcel. El Pabellón entero seguía pendiente de la ventana de la celda de Goyita.
La historia cuenta también , que nadie cayó, o sea que el canuto no quedó en manos enemigas, pero sí, han quedado algunas versiones diferentes con respecto al fin de esta historia.
Goyita cuenta que antes que pase la requisa, los compañeros de fajina, justo pasaron con las ollas del desayuno y pudo tirar el agresivo artefacto dentro de una de las ollas y después fue rescatado.
Otras versiones comentan que Goyita cumplió la orden al pie de la letra, o de las manos, y por eso nunca fue sancionado por la organización. Pero lo que más confirma esta última versión, según algunos malintencionados, o no, fueron los ojos de Goyita luego que pasó la requisa.
Grandes, brillantes, algo rojizos, como cuando uno tiene un derrame, los dientes apretados y unas lágrimas caían suavemente por sus mejillas.
Qué se yo, es difícil de opinar después de tantos años, yo le creo a Goyita.
Mujer, cuatro hijos y sigue siendo un Montonero bien macho, que carajo…

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